Comparto con ustedes una cuartilla que redacté como requisito de ingreso al Diplomado en Gerencia de Restaurantes y Empresas Turísticas de la Universidad Metropolitana, Caracas.
Desde mediados de mi formación académica y profesional he establecido
una particular opinión y punto de vista acerca de la administración de
restaurantes en esta ciudad. Habiendo transitado por varios de ellos y sumando
las experiencias obtenidas en cada uno, llegué a la lamentable conclusión que
la gerencia, o falta de ella, es uno de los principales obstáculos que
enfrentamos en el camino hacia la consolidación de Venezuela como referente
gastronómico.
En una urbe donde la “moda vende”,
el principal objetivo de los gerentes y propietarios es el enriquecimiento de
la empresa, dejando de lado importantes tareas: desde la selección de
ingredientes y proveedores de calidad, hasta el manejo digno y competente de
recursos humanos. El abrumante favoritismo que se le otorga a productos
importados deja fuera de competencia a los ingredientes autóctonos,
incentivando así la importación en lugar de la producción nacional y el amor
por lo foráneo en lugar de lo local. El creciente consumo desmesurado de
productos extranjeros ha derivado en gravísimas consecuencias como la casi
extinción de las proteínas más consumidas. Para llegar a ser grandes, debemos
empezar a preocuparnos por lo nuestro.
Y lo nuestro también significa la
gente, los trabajadores y trabajadoras que diariamente se convierten en el alma
del establecimiento. Aquellos que merecen un trato digno y una recompensa, no
solamente monetaria, por el gran esfuerzo que invierten en el progreso del
sueño de otra persona. A quienes debemos hacer sentir parte de un equipo para
que entiendan que su labor es indispensable. A quienes debemos dejar de tratar
como simples empleados y más como socios, porque son los que logran que nuestra
visión se materialice. Ellos merecen una mejor labor gerencial de nuestra
parte.
Entonces ahora, que una nueva
generación podemos, y debemos, hacer el cambio, tener en nuestras manos la mejor
y mayor cantidad de herramientas que nos permitan manejar de manera más
adecuada la operación de restauración deriva en un camino menos turbulento
hacia la dignificación del sector.
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